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I!lL OBISPO DE VlCH 51 to perpetrado en 1823 en su santo Prelado el .venerable Strauch, por los sicarios revoluciona– rios. El 17 de Abril de 1826 cesó la orfandad d~lorosa de aquella Iglesia a cuya Sede fué eleva– do el Iltmo. Sr. D. Pablo de Jesús Corcuera. Era éste un sacerdote según el Corazón de Dios: vino a ocupar la vacante producida por.un martirio sangriento, y fué digno sucesor del que lo sufrió por los derechos de Dios y de la Igle– sia. Uno de los rasgos .caracterlsticos del nuevo Obispo era su devoción entusiasta a la Virgen Stma. del Carmen: y en cuanto tomó posesión de su Sede y tuvo conocimiento dE' los inten– tos de la Hna. Joaquina d(• San Francisco, vió . tJD tlllos el podoroso auxiliar que Dios le depa– r~htl para sus planes do reforma y de Apostola– do. El primero que habló al Iltmo. Sr Corcuera de la M. Joaquina, fué su amigo de Igualada, administrador y cooperador suyo de la obra de Caridad del Hospital de aquella ciudad, D. José Estrada; y con tanto entusiasmo debió recomen– dar los intentos de su santa amiga al Prelado, quo _éste no pudo menos de exclamar: e sepa Ud. señor Estradu, que es un JlOnsamiento grande; porque, en particular la educación do las niñas es aún má.!l necesaria que la de los niños; pues una mujer mul educada es capaz de hacer el mal a una poblaci<ln entera: diga, pues, a dicha se– ñora que venga cuando quiera, que la recibiré

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