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EL PADRE ESTEBAN DE OLOT da la educación de los pequeñuelos. Prolongóse así su oración más que el tiempo señaládo, cuando, buscándolo en varias partes, el P . Guar– dián envió quien le buscara en el coro: avísole el Hermano y, volviendo en sí, y recobrándose humild&mente, siguio tras él y entró en el re– fectorio. Postróse en tierra, pidió perdón de la falta de puntualidad, y acabada la comida, fué interrogado a solas por el P·. Guardián sobre el motivo de su tardanza. Confesó entoces humil– demente lo que había acontecido, añadió con sencillez y seguridad admirables que, en aquel arrobamiento, Dios Ntro. Señor le había hecho saber que en Vich habitaba una señora viuda destinada a realizar los planes de caridad y edu– cación que él proponía en su oración: aún más, que él era el llamado a encaminarla en su Obra y que debía trasladarse a aquella ciudad con dicho objeto. Deliberando luego los Superiores sobre lo que deberla hacerse, creyeron que no podían oponerse a los designios de Dios, y el P. Este– ban fué destinado al Convento de Capuchinos de Vich, a donde llegó eil 1820, entregándose luego al ministerio de la palabra con todo su ardor apostólico. . * * * Ultimos preparativos.- Entre tanto la santa viuda elaboraba sus planes de consagración a Dios. Despejá.base poco a poco el camino del ! .• ' 1 a • ¡
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