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1 LA MADRI!I 25 de la comprensión exquisita que;podia esperar de aquel ·hombre tan bueno; tranquilizóse luego y entraron en amoroso coloquio de alma a alma, a la altura de la región donde lo humano se trans– ·forma en divino; conviniendo en hacer de su hogar regalado un templo de Dios, y de los hi– jos que él les diera ángeles aderadores. * * * La madre.-Aquí comienza la historia íntima de ·aquella mujer extraordinaria; todo su amor a Dios, a la pureza, a la oración y al trabajo se tradujo maravillosamente en ternura indecible para sus hijos. Al recibir la primera hija en su regazo comprendió su misión y se entregó de lleno a cumplirla; fuó el premio de su pureza y de su confianza absoluta en el Señor. Amada de Dios y de los hombres, reina de hogar noble, madre de siete hijos era Joaquii:la la admiración de cuantos la conocían; consiguió hacer agradable su conversación y trato a todos, enderezándolo siempre al cielo con exquisito tacto y prudencia. La señera de Mas no cambió en nada la fiso– nomía moral de Joaquina de Vedruna: todas las virtudes de la hija reaparecieron on la dueña de casa, realzadas por la majestad que impone la virtud. Solía, muchas veces, buscar con habili– dad modo de quedarse sola en la casa, mandan– do a los criados afuera con distintos pretextos,

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