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236 FLORECIMIENTO. DEL JNSTll'UTO han ofrecido las Hermanas Carmelitas de la Ca– ridad con su rica exposición de ornamentos sa– grados para las Misiones pobres, preparando al mismo tiempo un verdadero gozo artistico para la vista y profunda conmoción para el corazón. «La amplia sala Matilde es un esplendor de ~:~eda, de raso, un reverbero deslumbrador de oro y de plata, una nevada de cándido lienzo, de blondas y encajes. En grandes cantidades, dispuestas con gusto exquisito ricas casullas, capas pluviales, conopeos, albas, sobrepellices, toallas primorosamente bordadas, custodias, cá– lices y copones artísticamente labrados. "Pero el valor material, con ser incalculable, rlesaparece comparado con el impulso del fer– 'I'Or misional de tiernos corazones que ello re– presenta. Porque la exposición es fruto de ocul– tos y constantes sacrificios de millares (le niñas, organizadas y enfervorizadas para trabajar en pro de las Misiones por las Hermanas Carmeli– tas de la Caridad en los numerosos colegios que dirigen en España y ün Sud-América. En lugar de malgastar en dulces y juguetes, cada niña ofrece los céntimos que de sus padres reci– be para adquirir ricas telas que por sus propias manos son Íuego amorosamente transformadas en ornamentos sacros para el decoro del culto en las pobres iglesias de las Misiones. El Mar– tes día 8 por la tarde el Padre Santo se ha dig– nado benignamente visitar la exposición, donde
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