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OBRA DI!! LAS IIISJONI!!S 231 Ya recordarán nuestros lectores que doña Joaquina de VE>druna tuvo sus impulsos misio– nales en los comienzos de su vocación a la vida religiosa. Quería ir al Africa a convertir a los moros: a estos impulsos respondió &u sabio y prudente director el P. Esteban de Olot, dicién– dole: «DO tiene Ud. necesidad de ;r al Africa: bastantes moritos hay aquí... Aquietóse la Ma– dre, pero el ardor de su caridad para con Dios y para con el prójimo le urgía siempre. Pues bien, en este siglo, llamado con razón de las Misiones, por el progreso de la propagan– da entre los pueblos infieles, las Hijas del Insti– tuto fundado por aquella santa mujer, han res– pondido admirablemente al eco de aquellas as– piraciones misioneras. Véase lo que dice a este propósito la Revista titulada «El Siglo de las Misiones» de Junio de 1925, editada en Bur– gos. «Dignísimos son de menci.Sn todos los Cole– gios de las Religiosas Carmelitas de la Caridad, de España y América, pues no tie.:;en casa don– de no se trabaje muy de veras por las Misiones, El motor principal de este nuevo movimiento hállase en la Casa GPneralicia de Vich (Barce– lona). Serán unas 40,000 niñas, y como institu– ción p_arece ser la mejor organizada. La obra Misional·en este Instituto toma diferentes nom– bres, según los Colegios. En los de ·alumnas normalistas se denomina «Juventud Normalista
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