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18 LA PALOMA EN SU NIDO , pecaminoso; cuando pongo los alfileres en 19 al– mohadilla y cuando trabajo en mi encaje o en el bastidor, pienso en las espinas que clavaron la frente del buen Jesús con la corona tejida dd ellas; hazlo tú igual y verás qué bien haces ora– ción,.. ¡¡Dichosa madre que tales palabras oyó de su pequeña hija!!... demostraba ésta que había apr.endido filosofía y teología cristiana. en el ti– bio ambiente familiar; y que a su tiempo sería la piedra más preciosa de la corona de su buena madre! * * * El primer vuelo.-Era pues do presumir que aquella niña de tan precoces disposiciones para la vida espiritual, intentaría remontarse pronto al seguro donde viven los que viven para Dios. Con los años crecía en Joaquinita el ansia de lo divino; al primer ::ontacto plenamente conscien– te con las cosas de la tierra, cuando asomaba en la niña la pubertad, notó luego el vacío que de– . jaba en su alma lo de acá abajo; le parecía todo juguetes indignos de ocupar su corazqn, y así, lanzándose con valor fuera del nido donde ha– bía nacido, fué a las puertas del Convento de M. M. Carmelitas de Barcelona pidiendo con in– sistencia el santo hábito: tenía doce años. No fué, por cierto, admitida su humilde demanda; era joven9ita y las Religiosas no creyeron pru- ' : -?-1~ o o ~ 1 ·' ' ~- ¡
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