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214 LO BOáRENATURAL que el niño tenía caries en el huE>so, y que de él procedía el pus que se manifestaba. Añadió que, si resistía la enfermedad, quizá dentro de tres o cuatro años podría andar. Así tuve a mi Fernandito en cama durante cinco meses. con temperaturas de ;}9 y 40°, devolviendo todo lo que tomaba, de manera que se quedó como un esqueleto. Le vió también un médico homeópata, y dijo estaba tuberculoso. En esto una hermana rola que está en el Hotel Victoria de Madrid, me animó a que llevase el niño allí para que le vie– ra el médico D . José Carrillo que vive en el Hotel. Hice el viaje con mucha pena, porque el niño .estaba gravísimo y con tan mal aspecto que un viajero al entrar en el coche me dijo: «Señora, tape a ese niño, que no está permitido llevar cadáveres asÍ en el tren. -Mi hijo no está muerto, contesté.-Pues lo parece y huele a difunto». El citado facultativo, después de visitar al niño, habló con un médico del Instituto de In– válidos de Carabanchel quién reconoció al en– fermito., después de cloroformizado sacaron otra fotografía, y por fin me dijeron que había que escayolado. Como yo veía al niño tan mal y me daba mucha pena' que le pusieran en esa cura, determiné llevarlo a la Facultad de Medi– cina de San Carlos. All! el Catedrático le expu– so en clase ante los alumnos, y preguntándoles ···., .

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