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198 LO SOBRENATURAL parentaban su alma. Fuééste uno de los aspec– tos más seguros de su santidad. el horror al es– cenario, el empeño constante ·por seguir los ca– minos trillados y humildes. Todos notaron prin– cipalmente en la ft[. J o:.quioa el f:lspíritu profé– tico de que Dii•s la dotó. Anunciaba los aconte– cimientos -más lejanos, en el tiempo y en el espacio. con una naturalidad sorprendente, como lo hemos podido notat· en su vida, y lo notaron quienes vivieron con ella, adquiriendo sPguridad en sus pal~tbras para mirar sin recelo el porve– nir. ·Indicaremos todavía aquí el cumplimiento litHral de dos pronósticos de la Madre después de su muerte. Había dicho a la M. Veneranda en 1853 ctú me seguirás muy luego• y ésw se cumplió cuando aquella, que parecía destinada a suce– derle en t•l cargo de Superiora General del Ins– tituto, murió el día 10 de Octubre de 1851•, ape– nas pasado el año de la muerte de la Madre. También había prodicho a la M María Sabatés, cuando desde la fundación de < 'adaqués le tJscribía contándole el fausto inusitado que dHS· plegó aquel pueblo para recibli·las, y las aclama– ciones de la gente: cllE>gará ahí tu Viernes San- . to: no lo dudes•; esto lo escribió de su puño y letra en la carta contestación que hizo escribir por otra Hermana. Y, efectivamente, el año 1868, de trágicos recuerdos para Rspaña, la re– volución triunfante sacó a la M.•Sabatés y a sus , .. ,; .· "· "~ ~: ' . :.!·· .. ~~ ,. . j• ~· ' ,,. ~' ···{·. .. . ' ]/ :J ;f!

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