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176 KUERTII Dl!l LA VENPJRABLII FUNDADORA •¡¡Arriba. arriba!!>. En este momento, la :M, Veneranda, dejándose llevar un poco de su ca– rácter pronto, dijo nsí: cdichoso arriba y dicho– eo abajo!!•. Pero la. V. :Madre, al notar aquel acto de impaciencia, le dió una mirada tan fija, expresiva y penetrante, que la :M. Veneranda, comprendiendo Lodo lo que las anteriores pala– bras y aquella mil·ada le decían, rompió a llorar en amarguísimo llanto». En este e~tado de alma llegó nuestl"a heroína al supremo trance. Eran las tras de la madru– gada del día 28 de Agosto de 18á4. El cólera morbo hacía estragos en la ciudad condal y en todo el Pdncipado de Cataluña: la Casa de Cari– dad donde estaba la Fundadora como aislada, enferma, se hacía estrecha para att>nder los ata– cados por el terrible Hagelo, y las Hermana& debían multiplicsrse para acudir a todo, con desprecio absoluto de su salud y de su vida: muchas pagaron su tributo muriendo del con– tagio. En aquellas circunstancias y en aqut<lla hora tuvo la M. Joaquina ol segundo ataque de apoplt>jía. Acudió su enfermera y algunas que pudieron darse cuenta de la novedad: acostum– bradas a verla sufrir creyeron que vencería tam– bién aquella crisis. Pero a las seis de la madru– gada sobrevínole el ataque furioso del cólera, haciendo presa · en aquel cuerpo de tal fot·ma que cundió la alarma luego y todas vieron in– minente el fatal desenlace. Llegó la :M. Vene- ~·-í . ~ . J ~·-. ¡ i 1 }~ ~ !

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