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HEOEB DEL AMARUO C1LIZ 165 Balaguor, «que quería hacer un arreglo gene· ral de todas las cosas d&llnstituto: este arreglo comenzó por llamarnos a todas a la · capilla e impnnernos de nuevo el santo Hábito después de bendecirlo, para que as{ fuéramos terciarias del Carmlm con todas las gracias y privilegios ánexcs a la Orden Carmelitana, y dependiendo en esto de los Superiores de los Carmelitas. Terminada esa ceremonia nos hizo renovar los votos, aunque para nuestra conciencia los tenía– mos perpetuos. También nos dijo que no que– rja que rezásemos tanto, y al efecto, suprimió algunos actos comunes de piedad~. Estos arres– toN y osto afán <lo innovaciones llegaron a cono· cimiuntn un ltL V. lt'unda<lorn que había llevado lll ln~tituto ul ,,¡¡f,a<ln florocionte en que se halla– hu <lurtmLtt unu vi< la tr·abajosa de casi trein~ aitu~, nmpnit:ula simnpre en mantener el espíri~ tu uol P. Jt'undador, cuyas Heglas veneraba con rolig:os() rüspeto y amor. Esto lo velan sola– m mte las Hermanas de B:.Lrcelona que trataban de cerca a la M1dre: y de lo que sufría tenemos un procioso testimonio dado por la M. Marfa · Jueoha Argila niota suya, quien escribla, andan• du .,¡ tit'IIIJlo, tLiu M. Paula Dt~lpuig: e Sé por mi mutlrtt (dmialnóH de Mas y de Vedruna) que IDL! In cnntuua varia~ veces, que cuando mi ve– nerable ubuola tuvo el accidente del cual quedó con el lado derecho paralizado y trabada la lengua, se tuvo el Capitulo en que Ud. fué nom~

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