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158 MUERTE DE LA VENERABLE FUNDADORA eirá a otra parte• contestó la enferma. Y la Her– mana Clemencia'?... «ésta irá muy léjos•~ aún avanzó la M. Paula otra pregunta sobr& otra Hermana, y le respondió: «ésta, irá•pronto al camposanto,.. Y, efectivament.e, todo se veri– ficó como la Fumhdora lo predijo~ la M. Claret, íuó destinada luego a las Borjas; la M. Clemen– cia fué nombrada Superiora de la Casa de Ma- . drid, primera fundaci<ln que se hizo fuera d& Cataluña, mucho después del anuncio de la V. M. Joaquina, quien humanamente no podía en– tonces ni pensar en ello; y la Hermanita aludida murió muy luego. Creían los hombres que go– bernaban el Instituto que la fundadora dormía, pero su alma muy despierta y unida con Dios por continua oración, veía desde muy alto y a. larga distancia. Pocos días después de aquella intima escena entre la M. Paulay la M. Joac;uina, dispuso ésta el viaje a llarcclona a donde iba para no volver. Recibióla en la Casa de Caridad su querida y predilecta hija la M. Veneranda Font indicada por todos para sucederla, supuestas sus virtu– des de todos conocidas, y que era una de las que conocieron y trataron al P. Fundador, como lo había indicado la Madre en sus avisos para el :futuro. Acababa el año 1852 cuando la sierva de Dios, llegada a la última estación de su Calva– rio, comenzó a agravarse visiblemente. La M.

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