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148 HACIA l!lL OCASO estaba del todo delineada la fisonomía canónica de aquella naciente Congregación. *** Las eonsecnencias.-Fué un momento difl– cil el qua se siguió a la publicación de las Re– glas-adicionales. Dos de las Madres más anti– guas habían protestado con toda espontaneidad• negándose a aceptarlas, en lo cual vió claramen– te la sierva de Dios los inconvenientes gravisi– mos que sobrevendrían si aquella actitud era _imitada por otras Religiosas; si todas, como puestas de acuerdo, las rechazaban quedaba el Instituto en declarada resistencia con los Prela– dos de la Iglesia, y por lo tanto en una posición falsa, precursora de su total ruina. Si protesta– ba solamente un grupo, y otro, más o ménos grande quedaba adicto al Prelado, se producía una división, síntoma inequívoco de muerte. Ante esta dolorosa disyuntiva, amparada ·en la oración, en el espíritu Ull Dios quo la sostenía y demostrando tacto y habilidad admirables, supo evitar los dos escollos, sometiéndose tan lisa y llanamente a lo acordado por los Prelados, aceptándolo con tal singular alegría que consi– guió maternalmente que cuantas estaban cerca de ella participaran de su tranquilidad: desbara– tó así el bien combinado plan del enemigo que quiso aprovechar lo acordado por los Obispos, para arruinar el Instituto.

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