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ÚO HACIA EL OCASO contraron en l'erpignan y que, tanto las ayudó durante su largo destierro. En 1849, pasado el invierno, encontramos otra vez a la V. Madre Fundadora en Vich, preocu– pada intensamente de su querido Noviciado; allí es donde diú dos sencillas poro concluyen– tes pmebas de su don de oración aprovechán: dolas como enseñanza objetiva para las novi– cias. Declaróse por la noche un voraz incendio. Corno puede suponerse, las religiosas y las no– yjcias corrieron despavoridas a reunirse con su santa Madre, la cual, con admirable presencia de ánimo las hizo llegar a todas al Oratorio, pú– sose en oración con ellas y les dijo: «nada te– máis, esto es un ardid del demonio pat~~ quitar– nos la Santa Comunión; que ninguna tome nada, toGas han de comulgar, porque J esús re– serva a una de las pt·esentes una gracia singu– lar». Con lo cual recobramn todas buen animo, y el iuego no dañó a nadio, ni aún en la cocina donde había prendido. A los pocos días, mientras la V. Fundadora, estaba con la Comunidad en la oración e!: el coro, oyóse un fuerte campanillazo en la porte- . ría; acudió presurosa la Hna. portera, y volvió !riego para decir a la Madre que un caballero, muy principal a juzgar por las apariencias, la esperaba: que necesitaba hablarle urgentemente de un asunto importante. La Madre respondió ·.:.l. ...... ~ ~~ 1 ~:

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