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138 HACIA EL OCASO --------------------- ·un tanto tirantes entre este señor y la V. Madre Fundadora, a pesar de ser él, acérrimo defensor .·de su Obra, y el testigo más abonado de la efi– cacia de su acción durante los tiempos turbu– bulentos en los que le tocó gobernar la diócesis. La rotunda negativa que había dado a la Madre el año 1844 cuando le pedió usar públicamente el hábito, toca y manto adoptados por su Regla, se mantuvo inflexible durante otros cuatro años. Pero cuando llegaron las Bulas de pn~coniza-ción para el nuevo Obispo, insistieron las R eli– giosas en su petición,_ corno albricias del alto ,puesto a que llegaba el Sr. Casadevall, y tuvie– ron el consuelo de recibirlas, pues se les permi– tió salir a la calle con hábito de monjas. Así se lo notificó a la Madre el Prelado por decteto del 28 de Enero de 1848; y desde aquel dla las MM. Carmelitas usan el santo hábito que las distin– gue de todas. Mientras la Madre pasaba c•l invierno do oste año en Barcelona, sobrevino a la ciudad de Vich una nueva tribulación: fué bloqueada en Diciembre de 1848 por los soldados del célebre ,guerrillero carlista Cabrera, irreductible a los términos de paz t.anto tiempo concertados, y que se hizo temible en Cataluña con sus fuertes montoneras llamadas «Matinés~. Todo estaba -en peligro ante aquella sangrienta acometida que renovaba los horrores de la pasada guerra. La sierva de Dios sufría lo indecible por la suer-

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