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134 A :vELAS DESPLEGADAS ' ' do en tres años el Gobierno de las Superioras locales, cque han de estar siempre en lo ecle– siástico sometidas y obedientes a los Prelados de las dióc9sis donde vivan». Quiere que la Su– periora General sea vitalicia, como lo era en muchas Congregaciones, antes de la promulga– ci6n del Código del Derecho Canónico: y que debía mantener Sll cargo mientras «tenga, dice, claridad de entendimiento». Y para demostrar a sus hijas en cuanto aprecio tenia el espíritu in– filtrado en su Regla por el Padre Esteban de Olot, a quien llamaba invariablemente muestro Fundador• insinúa la idea de que •su sucesora sea una de las primeras que entraron en el Ins– tituto», y que haya conocido al P . Esteban». Bien sabía olla lo que puede en pro de la observancia regular la tradición conservada en las prime– ras impresiones y fervores con el recuerdo del Fundador, para entonder bien ol espíritu de las leyes. A este propósito no podemos resistir a nanar aquí un hecho genial do la M. Joaquina, que demuestra lo arraigado que vivía en su alma el de espíritu aquel hombre providencial que ' la guió en sus primeros pasos. Hacía do esto diez y seis años; pero mirando hacia atrás y viendo el camino escabroso recorrido y el momento so– lemne en que se encontraba; totalmente huérfa– na de un padre como el que Dios le había lle– vado al cielo, sentía cada vez más vivo el deseo,

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