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124 A Vll:LAS Dll:SPLIIIGADAS a la casa paterna, el recibimiento emocionante de su buen padre y el banquete con que quiso celebrar su vuelta•. Así aprovechaba la inteligente Madre hasta los ·ratos do expansión, identificando la vida misma ele sus novicias con las ~doctrinas y las ideas que habían de enseñar a los otros con la palabra, el ejemplo y ol sacrificio personal. So– bre todo quería inocular en ellas un amor inten– so, profundo, ardiente a Josús Crucificado y a su Santísima Madre adolorida al pie de la Cruz: e Llegaba el Domingo de Ramos, dice la novicia de los apuntes, y la Santa Madre nos decía. «Hemos llegado, hijas mías, a la semana Santa. ¿,Sabéis que quiere decir Semana SantaL. Yo os lo explicaré: es semana de mucha contempla– ción y de grandes sacrificios por nuestro buen Jesús. ¡¡Qué tristes recuerdos los de estos san– tos días!! .. . Yo os doy licencia, hijas mías, para que os pongáis tr·istos y para llorar; para llorar por Jesucristo, y junto a la divina Madre que llora como nosotras por J esús•. «~~n toda esta semana, notábase en el rostro de nuestra Vene– rable Madre fundadora una palidez como de muerte: sus ojos estaban ensangrentados, señal inequívoca de sus ardientes lágrimas, y de las horribles penitencias y maceracionvs a que suje– taba su inocente cuerpo. Un día, mientras la co– mida, se leía la pasión: casi todas nos sentíamos de tal manera impresionadas con la lectura, que :::: ..

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