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REAPERTURA DEL NOVICIADO 123 Para desarrollar en las novicias iniciativas propias y saber de qué eran capaces, «quería que se aprovechasen los recreos, donde la Ma– dre Maestra de novicias hacía sentar a todas en rededor de una imagen de la Virgen del Car– men, y señalaba por turno a una de ellas para que.explicara un tema: queria que el tema y su explicación <fueran expontáneos, y que saliesen de lo más íntimo del corazón de cada una». Aún los juegos de los días festivos, c,n el crite– rio de aquella mujer admirable, debían producir una enseñanza gráfica y objetiva que, elevando el espíritu de las jóvenes, las aficionara al traba– jo y avivara en ellas el amor por Dios, la com– prensión do sus misterios y ol celo por su divi– na gloria. «Cada Domingo, dice la novicia, hacíamos juegos diferentes: un día hacíamos el juicio particular de una Hermana buena, otro día el ·de una Hermana mala. En algunas fiestas como la de Pentecostés, pasábamos los recreos, después de merendar, represen– tando a los Apóstoles cuando recibieron el Es– píritu Santo y salieron a predicar por el mundo, embriagados del amor divino. Unas figuraban grupos de gontilos y judíos, y otras hacían de Apóstolos quo por grupos los explicaban pala– bra por palabra el Credo, y dospuós bautizaban a los que so convertían. l•'igurábamos también las Parábolas evangólicas, v. g. la hermosa del Hijo Pródigo, haciendo la escena de su regr~so

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