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118 A VIIILAS DIII8PLIIIGADAB Desvanecida así las causa que retenía a la M. en Perpignan, resolvié la vuelta y repasó la fron– tera el día 16 de Setiembre de 1843. Existe archi– vada en Vich, una carta de la Madre Paula Del– puig donde encontramos algunos detalles de la llegada a España de la V. M. Joaquina. cEntró, dice, por Figuoras, y al día siguiente se fuá a Barcelona, mandando directamente a Vich a la Madre María Farriol do Sta. Clara con las dos postulantas valerosas que tanto tiempo la habían acompañado en el destierro. Ya pueden figurarse cuál sería la alegría y contento de las pocas Her– manas'que estaban en la Casa Matriz, las de esta Casa de Caridad y las de Barcelona al vernos otra vez en ·compañía de nuestra cariñosa y bue– na Madre, de la que por espacio de más de tres años habíamos estado separadas, y privadas de su caritativas y maternales instrucciones~. Y a este mismo propósito conviene copiar aquí -anas palabras notables del P . Bernardo Sala, primer historiador del Instituto, el cual refirien– do aquel fausto acontecimiento dice: cE! dece– nio de triste memoria que había transcurrido desde el principio de la guerra fatricida había sido tan funesto al Instituto c.omo a todas las otras Asociaciones pías o religiosas. Bajo este aspecto parecía inevitable la ruina de este utilí– simo edificio. Mas como estaba fundado, no so– bre movediza arena, sino sobre la sólida piedra de la oración y de la abnegación de las Herma- ! •

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