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6 PBÓLOOO lidad. Y, sin que me meta yo ahora a discutir contigo ni con nadie el más y el menos de ese empirismo reinante, sino admitiéndolo como una exigencia de los tiempos presentes, puedo ade– lantarte que el Santo Evangelio, teoría y luz divina es además Libro de Vida, de tal manera que el cristiano que no lo vive no merece llamar– se tal; y el Evangelio no tiene mejor comenta– rio, ni más auténtica comprobación que la Vida de cuantos se santificaron creyéndolo y prac– ticándolo: y como son tantos y tan insignes y de tan variados aspectos los Santos que van sa– liendo cada día a la superficie de la Iglesia, cada uno de ellos es l:ll Evangelio viviente, personifi– cado en gentes de carne y hueso como tú y yo; de tal manera que tomados en conjunto no de– jan escapatoria posible a nuestra pereza y dile– tantismo religioso, con que admiramos la teoría evangélica, y nos dicen luego, cla santidad no va contigo,. ... desmintiendo abiertamente la in– vitación del Maestro divino cuando dijo a todos csed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto». Ya ves, pues, amable lector, que no te ofrezco un libro de curiosidades, sino de vivas realida– des; de un valor apologético y educativo supe– rior. · Justificada así mi petición debo decirte en

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