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l02 LA GLOUIA DFJ LA.HIJA DFlL Rt:Y de caballerosidad y de espíritu de sacrificios. La ola antirreligiosa de principios del siglo XIX, que llegaba arrollando la patria y el hogar, y trayendo el lógamo del materialismo y de lavo– luptuosidad como avalancha de lodo sobre el suelo de li~spaña tan próximo al gran foco revo– lucionario de Francia, intentó asfixiar el alma es– pañola que no puuo rosignarse a morir sofoca– da en aquella atmósfera irrospirahlo: ·al7.ósl' por instint-> de propia conscrvaeirí11 contra ella y salió victoriosa con lo más selecto de la 1\l adre Patria. Esta situación imprime carácter a las ge-· neraciones de la primera mitad del siglo pasado. El hogar de la Madre Joaquina era uno de los vigorosos auxilios de reacción salvadora del alma nacional, y ella, desde niña refleja ese ca– rácter sobrio, valeroso y cristiano del catalán, indomable siempre que so lo impone algo con– tra su Dios o su patria. Era catalana, profunda– mente española; toua olla ora crist.iana. l~n nom– bre de Dios se le pouían pedir touus los h eroís– mos. Dios... Dios ... Dios era todo para aquella niña privilegiada. Aquí entra el elemento divino. La vimos cuan– do enseñaba a su buena Madre a encontrar a Dios; cuando dió su mano a su prometido espo– so, pe'nsaba en Dios; a Dios eligió por esposo el dfa de su viudez; a Dios llevaba sus hijos y criados y a cuantos la trataron en su retiro del Escorial, y por Dios y para Dios emprendió la

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