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92 NUEVOS AVANCES Y NUEYAS CRUCES ductible en los campos de batalla donde se dis– putaba en aquellos años la dinastía y la fe de la España tradicional. Toda la familia de Mas y de Vedruna sufrió por ello vejámenes irritantes de los sectarioa, los cuales, viendo que la madre del hé1·oe de la buena causa, llevaba adelante un Instituto que se les oponía en el camino de sus ideas desquiciadoras, pensaron sencillamen– te en destruirlo, tomando por pretexto las ideas políticas del hijo. El tiro parecía cert.ero: espan– tarla, inutilizarla ante el público, desacreditarla como intrigante política. y acabando así con la fundadora, dar en tierra con su obra. Tal fué la razón dada para aquel atropello tan injustificado. Cuando el pelotón de soldados metía en la cárcel a la insigne culpable, uno que estaba de guardia; creyendo sin duda ganar mé– ritos entre sus jefes, le dió recio golp6 con la culata del fusil ; pero la sierva de Dios, no solo no se quejó, ni dijo palaLra en su defensa, 9ino que, trabándose ruidosa contienda entre los mis– mos soldados contra el atrevido, y queriendo ellos castigarlo por su barbarie, la M. Joaquina se puso a defenderlo y consiguió calmar los áni– mos de todos. Así entró en la prisión que duró cinco días, durante los cuale.s los enemigos tra– taron inútilmente de encontrar algún motivo para retenerla y condenarla; pero no pudiendo aún justificar el indigno atropello, tuvieron que soltarla y dejarla volar a su querido retiro don-

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