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ha brotado un pujante retoño dentro de mi pecho, y en el árbol las aves locuaces sus nidos hicieron. Avecillas del alma, que cantan divinos gorjeos, son mis versos fresquitos, alegres y tiernos. Yo no puedo vivir sin cantar, - como no puede el pájaro inquieto - y la vida que pasa cantando es vida del cielo. Son mis versos canciones calladas, voces de salterio que el espíritu tañe a sus solas muy suave . muy quedo .. Yo he oído las voces del alma que canta en silencio . ¡Benditas las aves que viven dentro de mi pecho! Llavallol, mayo de 1925. 10- 1
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