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-96- es ·el que emana de 'las leyes y ordenaciones vi– gentes. ( 1) Si no puede un superior a su antojo dis– pensarse de ellas, menos puede el religioso que– jarse porque se le hagan observa. . . Nuestra gloria está en su observancia. Estas observan– cias son ·el "breviario de nuestra espkHualidad". Y no hay cosa mejor ' para que sea verdad el "Ut omnes unum sint. Genera·lmente d e la di– vergenc ia y de la .Jibertad que se toma en es– to provienen los disgustos que hacen dolorida •la Comunidad . . . .Por eso los superiores de– ben procurar mante ner sin excepciones injus– tificadas este espíritu . . . Obsecro ves. . . so– llicit·e servare unitatem spiri tus. La unHormi – dad de la comunidad . . . Puede haber natural– mente excepciones justificadas . . . mirando .las razones de e:><Ccepción uniformemen te ... No se diga que son cosas pequeñas y que es razón atender a ·cosas mayores. . . Bue– na excLJSa pa·ra evitar compromisos. . . .Pe– ro acordémonos de ·las palabras de San Ber- . nardo: neglectus minimorum, •impedimentum fit maximorum". Felkes de nosotros si al fin de nuestra vi– da de observanc ia, merecemos el e·!ogio que ·la Crónica de los XXV Genera!es, hace de F. León ; " después de haber llegado a la perfección de to– d:~ s~ :~tidad, -lleno de años, durmió en el Señor... Era Fray León figura ·característ ica en los orígenes y preferentemente predilecto de San (1) '!Jeben r~ccrdarse con cariño las que oficial– m.ente nu.blicó el Rmo. P. I.1·e1chor d-e Br~nisa en 1!)28: !>rosentium vlrtute a1 tenore promulgamus et vlm !?.– gis In posterum pro universo ordine nostro habere vol– eimus et juvemllS. ··

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