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-95- píritu revolucionario sacude, inclusive, -los mu– ros dautrales. . . Atravesamos ci·ertamente un período difíciL No se sabe en qué está la pru- . dencia gubernativa, si ·en ceder o en resistir. Mas es evidente que ante el deber de concien– cia, es una especie de apostada el ceder en lo que no s·e dabe. El obligar a observar el de– ber siempre crea ·resistencias en los díscolos. L<:s leyes y las prescripciones están sobre toda prudencia política. Cabe aplicar también aquí la frase del General de los Jesuitas, cuando en tiempos de ·la supresión se le pedía una modi:. fic¿¡dón, dijo: "Aut s·int ut sunt, aut non sint. El Padre Porreta O. cap., hace sobre este tem·a oportunas consideraciones en sus Conferencias espi rituales ... que yo no me atrevería a repro– ducir. Los superio res se ven oblig<:dos a hacer todo género de sacrificios para conservar la paz, llenando ellos !a m~yor carga de deberes, a f:n de descargar de ·los penosos a sus súbditos; pe– m no deben sacrificar ·las ·costumbres y leyes de la Orden a unos respetos humanos o a unes lemores de molestias. . . 1 ncluso se ven preci– sados a hacer el sacrificio de su dignidad de sus sentlmi·entos para cons-ervar la armonía gene– r;c! con 1<: ca-ridad, en favor de todos, sin distin– ción de d.:1ses, cc ;·no hijos de un mismo 'Padre. J\ :-o•.1í encaja b;en el texto: Gloria hominis ex h:more patris su: , et dede-cus. fi·lii, ·pater sine honore (Edeci 111). El superior que quiere cumplir con su deber tiene que decir hart;cs ve;-;::es: ChristO ccnf.ixus sum cruci " . ¡Oh cuán– tas cruces para c urnplir con el deber 1 Pero ks súbditos que saben esto se adelantan a hacer más fáci l ese del::-é:r, apoyando ·las determina– ciones del superio r. Cuando cada ·CL!al quiere gobernar a su medo, no hay modo de gobierno. M·ientras otros teng5 n que gobernarnos hagámo– nos gobernables ... y el gobierno indispensable

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