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-90 humillación b'en llevada, nos levanta a una grandeza y e:-:celencia interior de alma, que no suponíamos. r·s como cuando la pelota que con ímpetu se abJte a la red más fuerza toma y más a:lto ¡e lo;vanta y corre. Cuando nos fa lta este cúmulo de reflexio– nes y rehusñmcs ·la c0nsidaración debida al ·ene– mir¡o, ·nos metemos en una send3 de m31a sa– ·lida . . . Andando en pleitos y reclamaciones porque nos resf.ituyan ·la fama sólo ganamos nombre de ambiciosos y soberbios. El que calla y se resigna, aunque lo sienta, aparecerá com~ buen religioso. Sobre todo debe tener fé en .)a palabra d ivina : ·M¡.hi vindictam ego retribuam" Pero a veces las calumnias por su mismo tamaño y número dejan de perjudicar. Lo ex– cesivo anula :la acusación ... calumniadora El mismo Sixto V fué a Roma por librar– se de las persecuciones de los frailes; y mirad por donde subió a ser Papa. Así dice Gracián : gran merced me ha hecho Dios en abatirme para desprender ·lo que antes no sabía . .. " Noli te confidere in principibus nec in fHs ho– minum in quibus non est salus. . . Pero con– fiemos ·en Dios ... y scbre todo, perdonemos .. . ut dimittat nobis debita nostra. . . El perdón es eje~cicio o'e soberanía . .. Ademas. Los enemigos que a esto nos con·· ducen hacen una obra de caridad, nos conden– san y hacen merecer. . . Por consiguiente debe– mos practicar con el-los -por lo menos lo de orate " pro persequentibus et calumniantibus vos" ...

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