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Exorcllio. LA VOLUNTAD DE DIOS Qui auw.n ~ooerit vo– luntatem Dei manet In aeternum. S. JUlllll, 2~17. Para el ·religioso no debería existir ·manjar más exquisito que este de la voluntad Divi·na. El mismo Jesucristo •nos :lo declaró de Sí : Ve– ni ut facerem voluntatem ejus qui missit me. En una ocasión magnífica decía a sus discí– pulos que este era su alimento más gustoso... Ciertamente, 'los que han prometido seguir las huellas del Salvador deben poner en esto sumo cuidado. El Seráf.ico Patriarca tenía muy en su corazón el pensamiento de Cristo, y no quería que se diera ·un paso adelante, en el desarrollo de su Orden, si ello había de contra– riar la voluntad divina. . . Sea pues este nues– tro tema primero. Discurso S. Francisco quería que estuviéramos como colgados de la voluntad del Padre Celestial, quien proveería materialmente a todas nues– tras necesidades .. . Pero aún la vida espiritual más •rutinaria depende de esta doctrina. Ni es posibl·e prac– ticar la virtud en el grado más ínfimo sin obe– decer la voluntad de Dios. Cuánto más nos

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