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-81- que ser llegando a El. Vamos a exponer con to– da sencillez y brevedad este tema. i>isc:urso: Prudencia cristiana es saber buscar el apo– yo donde no hay engaño. . . Mientras los hom– bres no muy cuerdos suelen ser consolatores onerosi, Dios tiene todos los títulos para la con– hanza. Tenía razón .el profeta de ·los Salmos cuando· en medio de sus tribulac iones exclama– ba: in Te Domine experavi. <Parece que está uno en ·la boca del lobo o a punto de hundir– se, y de modo inesperado :!.lega a f.lotar ·reco– brando su salud y vida primera. . . Muchas ve– ces un texto pronunciado de corazón invocan– do a Dios o glorificándole, acaba con todo el turbión interior de desconsuelo. Cuenta un ce– lebrado escritor espi.rituaf : "acontecido me ha muchos años, quitarme el sueño fa aflicción y echando mano como de un escudo repeti-r este verso : Gloria Patri, et Filio et Spiritui Sanctu" con este intento de resignación, y quedar des– de entonces acostumbrado a decir en ocasiones de grandes disgustos, con que me hallaba fuera de nublados a cabo de .poco tiempo y con inefable luz y consueio ... y aquello que me parecía ser serpiente se me tornaba báculo, y conocer lo que más convenía para mi bien por ser la voluntad de Dios; y érame consuelo ver que primero que me viniera aquella tribulación la tenía Dios trazada y ordenada para mí. ( 1) o) Peregrinación de Anastaslo. ..

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