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-77- c1on tratándoles de imprudentísimos, diciendo: "cuando se fingen nombres seña-l de maldad . .. No sabían aquel superior ni aquella supe– ·riora que Santa Teresa y el Padre Jerónimo Gra– cián por temor a •los calzados usaban una co– rrespondencia igual, el'la (Santa Teresa) se 'lla– ma Lorenza, y Gracián ·llamábase José. . . Aún más: Santa Teresa en esa correspondencia ·lla– maba " ·los de Egipto" a los padres calzados) y a :Jas calzadas de Paterna nombraba con el nombre las "aves noc·turnas" . . ".Por ·eso decía) no qu isiera que se fiase tanto de los de Egipto <calzados) ni de las aves nocturnas ka'lzadas de Paterna). Era eso prudente? Pe– ro quien vá a acusar de imprudencia a Santa Teresa y a·l .Padre Gracián a quien el mismo Dios encomendó la dirección de 'las cosas de Te– resa? ( 1) Háce una cosa o ·la ordena una emi– nencia? . . . Es una orden prudentísima y sabia Ocurre que las ordena o hace un émulo? ¿Qué necedad? ¿Qué imprudencia... De modo que ·la prudencia no se mira en lo objetivo; es como una esfinge, un geroglífico ... Se inter– preta subjetivamente. . . Objetivamente :la pru– dencia es una virtud en que descansa toda la fábrica de la perfección, sino que la prudencia de .Ja carne es enemiga de Dios. Hemos visto sujetos que daban por casi típ ico de imprudente tratar de hijas a las pe– nitentes; de enorme imprudencia emplea·r con el las pa·labras de amor ; y no ·lo vamos a canoni– zar ciertamente. Sin embargo San Francisco (1) PeregTinadón d e Anast.asio, ;pá:gina 308-9. Bur– go.:: 1~06.

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