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Exordio. COBAR·DIA ESPIRITUAL Gonforta.mini et agite diligenter.. . < ParaUp. 19-11). San Pablo nos aconseja que mi·litemos co– mo buenos soldados de Cristo en 1os campos de Dios. -El que se apareja pa·ra la vida espiri– tual tiene que traer su lanza y coraza, pero sobre todo, un valor grande y una ·resolución poderosa. Tenemos por orden del día: "estote for– tP.s in bello". La vida es batal·la y cada uno ne– cesita reconocer su campamento y ver los arreos y armamentos con que cuenta. Cierto oue la Rel igión, como se le ·reveló al Seráfico Padre, es una rica armería de todas armas ; pe– ro tememos que a pesa r de todo, muchos no empleemos esas armas en ·la bata•l'la, porque "non hab eo usum... ; David n o pudo pelear co n·las ar– mas relucientes y poderosas que 'le presentó Saúl; tnas pe!eó como va'liente con su onda que era su .lrma y venció a Goliat en nombre de Dios de Is– rael. Hay que evitar la cobardía. El éxito en su mitad depende de la disposición del ánimo . . . Discuno: La v~lentía de -David, un chico todavía, entrando en pelea con Goliat que era un vete– rano de las armas y un gigante, nos debe ani– mar para ·nuestros combates espi·ritua·les; debe

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