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-67- Al cabo. 'los últimos serán los primeros. Porque nos menosprecian no nos re/can ningún tesc ro, no hZlcen baja·r un grado ·m;estra per– fección. De San Juan de la Cruz 59 d ice que preguntándole Jesucristo qué quería por premio ele lo que por El hizo y esctihió, con t:::stó: con– ;·emni et pati pro Te". Mayor parece fué el pro– pio menosprecio de Junipem. Conversando los reiigiosos entre sí, unos decían que no querían morir fuera del convento; que pedían a Dios mo– rir cristianamente ·con todos ·los ritos y oracio– nes de ·religiosos. Junipero dijo: ciertamente ~;:¡mbién yo qu isiera que a mi muerte orasen mucho ·los religiosos; pero mi deseo sería mo– rir de modo que no hubiese cuidado siquiera de mi cadáver; que el cadáver ccmenzace a he– ch2r olor pestilencia!, que nadie se acercara de zsco, y que me arrojaren de desprecio en un muladar; ni en vida ni en muerte quisiera que me h:cieran honra alguna. ¡Qué sublime es estol Debemos aprender esta subl ime ciencia del menosprecio propio. Pe ro debemos evitar el me– roe:sprec iar a los demás. Te-dos tenemos bue– nas y malas condiciones. Czda uno ·m're lo :na!o p::ua despreciarse. Pero debern-:·s n::r;:-~ r en ·les demás ·lo bueno para respet<nks. 1-hv ciertos te:·nperamentos q~Je no S3bzn ccnte-mplar en ·les -:-:·t:-c: más que lo despreciabie, rr1jx:'r~1:; s: ;;--.::d :an mc.t\.:~;s de ·rivalid;;d. Se cuenta ck:~ P.:J:J~ U ,·b.:.; n-o IV de humildísimo origen (s¡,r,¡,'i;l¡¡ ¡¡'enere, di– ce un historiador), que un día le eáwror; en rostro esta condición; pero él contestó: ~~Gb i!ern ·nasci nature esse: f!eri ve ro, vittut~ et nobilitatis (Tomo IV pág. 190) . Nada hay más despreciab:e que lo que ncs
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