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-61- herejías joaquinista no lo escribió él Beato Par– ma sino Fray Cerardo de Burgo a quien San 8uenav·entura e ncarceló después justamente con Fray Leonardo, por joaquinistas, y éste murió obstinado en la prisión. Pero el Beato Parma estaba 1 ibre de este contagio aunque de gene- 1 al se inc linara, no a! joaquinismo, sino a los ~spiritua·les obsei"Vantcs, favoreciéndoles mucho más que a !os relajados. San Buenaventura obró can pureza de intención. E! Beato Parma obró con pureza de intención. En los intermediarios hubo sí mucha falta de pureza de intención, porque todos se encamina·ron a sa-lir victoriosos contra el Beato Parma so pretexto de aque·l punto del testamento de San Francisco. Ved ahí una campaña que se hacía ~ pl· recer de defensa de la fé y en cumplimiento de un punto esencial de la Orden; pero en reali– dad a base de venganza o por motivos venga– tivos. Por bella que hubiera sido ;la campaña exterior, el motivo interior fué detestable en muchos. ¡Cuántas veces ocurre •lo mismo! !Cuántas defensas o acusaciones se fundan en un texto aparentemente bueno, pero can .un motivo criminal ·mer.te malo! . . . Es este un ca– ~o que reclama hondo examen. . . Hay que lim– piar los ojos del corazón. Si oculus tuus nequam berit ... No basta llevar pureza de intención en las :>bras ordinarias. Sobre todo hay que procurar– l., en las extraordinarias. Máxime en las de or– den interior o místico. . . El demonio se con– vierte en Ange·l de Luz pa·ra engañar, cuando vé que la intención no es pura en la espiritua– lidad. El orden místi·co contemplativo está por
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