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-58 que •lo merece y porque sólo queremos buscar su gusto y contentamiento. También se puede hacer por merecer e l premio eterno. Esto no quita lo primero. El obrar por la ·retribución no está prohibido, antes al cont-rario, Dios mismo .pene ante nuestros ojos la ·recompensa de ·la fidelidad. Propter 'retribu– tionem . .. * * * Pero fuera de esto, pueden practicarse obras buenas ·por el mero concepto del Glfdan es– tético. Todo -lo bueno es honesto y bello. Este motivo natural de ·la honestidad de la acción no es ma:fo, pero no basta para nuest-ra perfección. Vivimos en un orden de g-racia que llama– mos sobrenatural. No se puede hacer en ese or– den obra 'buena meritoria sin gracia de Dios, que pone en la facultad del hombre un auxi– lio correspondiente al orden a que es necesa– rio elevar ·la acción. . . Por consiguiente hay que tener en las obras buenas un motivo tam– bién sobrenatural. No basta el simple motivo •natural de la belleza o del orden. También 16s .paganos practicaron cosas asombrosas de vir– tud, pero sin mérito. Sobre la honestidad natu– ·r~l de los motivos de orden espiritual obrando por Dios o por algo que se ·refiera a Dios corno autor del orden sobrenatural ... 'Pero si lejos de eso se obra por vanidad, por motivos políticos como recurso de conside– ración y estima ent>re los hombres, haremos mu– cho, .por ventura, pero mereceremos poco . . . "Semi•nast.i multum ·intulisti parum". Es como quien -recoge agua en un cedazo, o como quien siembra en campo improductivo, o escribe so-
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