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-48- que no representando el objeto sino por un •lado acaban por conduci·r a -resultados extravagan– tes ... De ahí que que con a·lguna rasón, todo se aprueba y todo se desaprueba . . . Se forma con– ciencia falsa a base de un miraje parciat Y se– rán dos religiosos perfectos, y ·los dos emitirán sobre el mismo caso, votos contrarios. En esto obra poderosamente la pas1on, la rivalidad, -la enemistad, el odio . . . ; y no deja-rá de h aber -algo de todo esto, aunque el interesa– do diga: yo he obrado según mi conciencia ... La conciencia subjetiva se forma con ·razones subjetivas. . . Hay una invasión de motivos pro– pios A veces se retuerce -la razón y se la hace Hegar a aquel contacto de la conc iencia que le conviene a la pasión, porque no se quiere, en se– mejantes casos obrar ma1 a sabiendas. Se t-rata de evitar esta acusación de la conciencia y se pro– cura mi-rar el asunto por el aspecto que se pro– picia, a fin de tener alguna ruón, aunque apa– rentemente, para obrar en conciencra. Pasado el momento, ta·l vez de aiH a un mes se di·rá : ¡no sé cómo fué aquello! Pero aquel·lo f.ué un pro– ducto de ofuscación pasional. Muchas veces, aún ciertos l'-el igiosos, en sus apreciaciones sobre un compañero o prójimo, proceden como los incrédulos contra -la •rel-igión. Es deci-r, se apoyan en ·las objeciona, como si las objeciones fueran los únicos motivos a que haya de atenderse. Como si nada más hubiera de tenerse en cuenta que unas objeciones . .. Si esto valiera harían muy bien los incrédulos en no creer, puesto que evidentemente, los miste– rios se prestan a objeciones respecto al hom- '
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