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LOS JUICIOS TeMERARIOS ~dd justum est judicate. - Deut. l - 16r, Exordio. ¡Qué dulce es poder pensa-r! La facult-ad por , excelencia del hombre. Don aventajádísimo de la naturaleza. . . Quien no puede pensar vive muerto como •racional. . . P.ensar es juzgar las cosas y de las cosas según la justicia objetiva lo que debe evitarse es juzgar mal. En la vida religiosa es este un punto capital. Que tengamos juicios distintos no es de extra– ñar. . . Cada hombre ve las cosas a su manera ; pero de' esto a vivir' formulando constantemen– te juicio~ ·con fdiTieridad. hay uñ 'aoismo .. . Nada más natura·! que nota:r defectos . én ,fos hombres.:'".\ ' '. _ ·r' · · . ,'. . Somos· limitados, y b buena vol·ur\ad tampo– co-·aumerita la capacidad intuitiva ·o · pensati_ya , ; del entendimiento. Cada cua•l ve según su lente interior. . . Eso nos brinda ei tema sobre los jui~ eios temera-rios. · · Discurso: Conocemos pocas verdades. y éstas ais·ladas y corno sin conexión con las demás. Sólo Dios co– noce ·la admirable unidad que resulta ·en su plan de •la maravi.Jiosa variedad de ver y apreciar. · Desde que nos es desconocido el santuario del interior del prójimo, debemos resp~tar ~u

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