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-40- Bula para la firma; pero cosas de Dios; cuan– do iba a firmarse cayó ruidosamente el nepo– te Carlos Carafa y se amansó la tempestad .. . lo doloroso era que mientras sufrían •las tor– mentas nuestros Padres desconocían el propó– sito del onmnipotente secretario del Papa y no podían defenderse. . . pero Dios defendió su obra. Los capuchinos intervinieron como confe– sorea de ·k>s reos en ,fa jomada t·rágica de los Carafas ...• Parece que nuestra Orden heredó ya que no bienes materiales. esa ot.ra herencia de Cristo: la persecución, la tribulación. Esto sirve para que jamás desconfiemos de Oios. . • la tribulación es obra perfectiva: con– denSa y fortalece. Hemos visto hasta Legados del mismo Papa corno Pale en Inglaterra acu– sados de sospechosos de herejía. . . Cosas hu– manas .•. que se ordenan para bien, bajo la acción divina ..• En el orden privado como en el público ocu– rre todo en número, peso y medida. El mal no es eterno. Sabe Dios el número de calumniado– res que hemos de sufri·r. El peso de ias desgra– cias que hemos de tolerar. La medida del tiem– po que nos tendrá en la prueba. Ni una t>ribu– lación más, ni una menos. A •la medida de nues– trs fuerzas. Cum ipso sum intribulatione, di– jo el Señor. En 'la tribulación está con nosotros. Nunca más con nosotros que cuando ncsotms estamos en mayor cruz y aprieto. Un poco más de paciencia y seremos perfectos. Un poco más de tiempo y se nos abrirá el cielo.