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210 quedamos a ·la puerta del convento o de la p·ra-· fesión religiosa,. cuando confundimos· esta vida' contemplativa fundamerital cori' ·la simple' vida' de oración rura·l o con. solÓ el fluir y .al){l_ar por ·los claustros practica·ndo algunos ejercicios de devoción. QueramOs o nó •la vida contemplativa nos afecta·. ¿Cuáles soo: :fqs- elementos de ésta v'idii? Hemos de presuponer. ·la preparac-ión. Nadie puede soportar un esfuerzo que r~quiera vigor· sin recobrar ,fas necesa-rias energías. Sería locu– ra meterse por ·las veredas áureas de la vida con e templativa sin haberse ejercitado en la vida pur- gativa e iluminativa. . . , . . !-as tres_:vías de_ que hablan ·los místicos desd<i el Areopagita están condensadas .y ex– puestas magistra·lmente por S. Buenaventura eri el libro de Trj;plici Via. Cierto, que a veces se equivoca el sentido bonaventuriano separando las tres etapas y haciendo de las tres vías t·res esta-dos diferentes y sucesivos. Eso ocurrió al P. Efren -Longpré al explicar la teología mística de San· Buenaventura en Arch. Fr. H. ( 1.921 ) . Eso ocurrió al . P. Estani!ilao Grunewald Cap. al exponer su tesis de mística f·ranciscana seeún San Buenaventura. Pero, otros teólogos france~ ses cayeron en ,J¡j cuenta del .error y nos advir– t-ieron que aquellos tres estados no eran sucesi– YDII por necesidad; que era precis6 éjerc;itarse en los tres simultáneamente según los casos, por– que aun· en ·la vida perfecta hay que tratar de los ejercicios de purgación y a veces en la vida purgativa puede sorprendemos el fenómeno de la contemplación. En una pa·lal?ra' : no hay que separoi•(los cáte_góricamente sin9 ejercitarlos si– multáneamente· El !Caso diferencial se define por el rnoclQ o por el más o menos, según se va– ya puri_ficando. el _alma, o se_gú;, quiera Dios fa~ vorecer niiéstra actividad éspir-ituál. Dado; em~

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