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D'E LOS DON•ES DEL ESPJ1UY,U SANTO Y SU ACTIVIDAO Exordio. Tal vez, no será inútil presentar un peque– ño esquema o cuadro de ·las actividades de ·los dones del Espíritu Santo en •la vida espi·ritual. Estamos explicando esta vida del alma que debe ser cada vez más densa y acrisolada en razón de nuest-ras obligaciones de tender a la perfec– ción. Por otra parte, por ·lo general sol.o nos ocuparnos de virtudes y atendemos poco a la doctrina tan esencial de las i·nfluencias de •los dones, cuando precisamente, todo el encanto de la vida del espíritu proviene de la actividad pas– mosa de él·los, cuya doctrina es tan poco cono– cida. Quisiera pues, tratar este punto con la mesura y brevedad de siempre, a .fin de com– pletar esta enseñanza que debe ser para nos– otros ·la primera y principal El espíritu de ·la fi – ·losofía y de las otras ciencias pueden aprove– chamos t-emporalmente, pero el espíritu de es– ta ciencia, es de duración eterna y nuestro pro– grama esencial. No podernos tener ciencia o conocimiento integral de ·la vida del alma sin conocer .la eco– nomía de ·los dones y sus relaciones con toda la trama de las operaciones de ·la vida. Discurso: Al tratar el tema de ·los dones del Espí·ritu Santo, tenernos en cuenta esa parte superior de la espiritualidad que se llama mística. Es el complemento esencial de ·las actividades del al-

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