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199 * * * Esta inhabitación divina se apropia al Es– píritu Santo. Aunque todas las tres Personas Divi- -nas moren dentro del ser justificado por la grac-ia, especialmente se considera la presencia del Espíritu Santo como principio de santifi-ca– ción, de .perfección y de elevación esoi-rituat Con esre tema hay una ·infinidad de asun– tos conexos respecto a la actuación y al desarro– ·llo de ·la vita·lidad divina dentro de las almas. Cuando la gracia santificante eleva a un ser al orden de •la fi·liación de Dios, ·recibe la más rica y más hermosa trecompensa de su acción en la correspondencia a las gra-cias actuales. Cuando esta gracia se imparte al alma para un nuevo acto, se dice que el Espíritu Santo es enviado de nuevo ; no se dice empero que de ·nuevo es en– ll'iado cuando hay sólo un aumento de gracia. El Espíritu Santo es causa forma.! de nuestra fi– liación adoptiva en cuanto el don inc-reado es forma ejemplar de nuestra afiliación divina por adopción. Sin embargo, muchos teólogos consi– deran a··la misma gracia santificante como causa formal de adopción. Seguramente que hay di– ferencia entre deci-r que •la 9ivína inhabitadón del Espíritu Santo es causa formal de nuest.ra filiación divina y decir que .lo es ·la gracia san– tificante; pero, para nuest·ro caso, (1) es una cuestión demasiado delicada y profunda. Nos basta con señalar ~as características espíritua•les de es inhabi·J.itaci6n santa, sublime recompensa del alma en sus actos de fidelidad a la gracia actual. El valor dogmático y mora·l de esta enseñanza es tan grande que debería cons– tituir el objeto de nuestras meditaciones coti- (1) :u-trum -unto cum Sprltu Sancto .sit causa !ormalis filla.tlonis adoptiva.e l}ustl? ii. iBitremleux Ephem. Theol. Lova.ln 111133.

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