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-198- :uanto hace que el alma ad Deum redeat, y en razón de esto, corno efecto de este volver a Dios, ir ¡¡ Dios, entregarse a Dios, ·efecto propio de •la grad a. Dios está en las almas presente , y está en el ser de las almas i·n suo inesse por la grac ia. La misma alma en ·la que se infunde la .~rada toma esas dos relaciones 'respecto a Dios : una exiens, ahera rediens, efecto propio de la presencia divina. Pero, la presencia d ivina que estos efectos causa en el alma que es 1la inhabi– tación del Espíritu Sa-nto en el interior de los espíritus, es oara San Buenaventura gratiae gr<t– t!!m fa.cientis spi•ritu.~·l;s effectus. Este efecto es!Jiri tual que conect~ cr.-n la i·nfus'ón de la p.r;¡ – cia ·es una l"l ueva reh;o:;"., ent·re D'os y el alma gra tificada. Si se mira esta ·relación ·respecto al alma se llama y constituye élla en templo• de Dios; si se mira de pa rte de Dios. se di<:·e oue la divina substancia posee ese templo y •la in– habita. La razón forma-l de esta inhabitación que establece nueva relac ión <:on Dios, producto de ia gracia santificante, consiste en que Dios está en las almas no solamente como causa sino tam– bién ut objectum nelsi>rae fruition.is. Está den– tro de nuestros seres como obj·eto de fruición, como fin y premio nuestro. La diferencia de es– te existir de Dios del existir en las demás oria– turas es ·la misma que hay ent·re la relación de causa y la rela<:ión del fin . Es deci·r, la divi– na presencia como causal·idad o <:omo finalidad. Po·r que es evidente que se deben dishngui•r da divina presen<: ia uti causam essendi , et divinam praesent-ia ut •objectum fruitklftis. No es una presencia divina meramente ·moral ni simplemen– te di·námica, sino presencia substancia·!, por que esta relación que a<:abamos de decir y se lla– ma in1habi-tación del Espíri t u Santo constitúye– se ·ent.re el afma justificada y fa divina esencia per suam ubiquitatem i·n anima indistinctam Realmente, mora Dios en nosotros.

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