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190 Para desarrollar el tema hay que fijarse en las excelencias y ~¡:>ropiedades de Cristo respec– to a los demás seres. Según a•lgunos, esas pro– n ;ed~·des sr;n tres : Christus est ccnform is mem– bris cum sit verus horno ; esf membrorum prin– cipium cum s it verus Deus; inf,Juit sensum et motum in membris quia omnes de ejus .pleni– tuditudine accipiunt. Para el caso bastaría se– gún el Seráfico estas dos propiedades : confor– m i tat·~m ad membra et influentiam ·in ea". (2 ) Esto que deci·mos const.ituye a Jesucristo como cabeza de ese cuerpo místico no solamen– te como D ios sino como Encarnado. Para ""S– otros aun ·en •este sentido es primogénito y su– prema cabeza de ángeles y de hombres ·El Se– ráfico Maestro nos enseña que Jesucristo se– gún ·la n aturaleza humana t iene excelencia y potencia para presidir a ·los ángeles (111 Sent d. 14, dub 4, oper omm 111, p. 326) . Admite accidental influjo de la naturaleza humana en los ángeles aunque en menor escala que en los hombres. Cierto que San Buenaventura afirma que los ángeles no se llaman miembros porque no tien·en conformidad de natura l·eza humana, pe– ro tampoco ·pudiera dicirse entonces miembros respecto a Jesucristo como Dios, porque ni aun en este sentido ti·enen conformidad, pues Dios es .de naturaleza divina. Como Sa·n Buenaventura habla hermosa– mente Escoto sobre el Cuerpo míst-ico de Cristo aunque algunos teólogos afirman que Escoto nada escribió sobre ésto. (Leáse Oous ox011 ien– se 1-IV, prólogo a 2. Ed. Vives VIII, p. 163 y tomos XVI, XVII, XVIII, etc. Su Cuerpo místico se establece por la unión

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