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-185- tiempo tuvo buenos partidarios de modo que por su uni\(ersalidad ha tomado un matiz de catdic;dad. Es una doct-rina que concuerda con la piedad y con ,Ja liturgia. El Hust·re Ministro Genera·! quiso que esta teología de ·la exaltación de la Encarnación del Verbo que contribuye a la mayor glorificación de Cristo sea tenida por todos los franciscanos ·comp doctrina familiar y propia. Sin duda, hay teólogos tomistas que supo– nen q ue su tes's está confirmadá por el Papa Pío XI en su Carta Miserel'ltissimus Redemp– tor, a base de la infinita ma·licia del pecado que reclamó la intervención de Dios, del Verbo ·encarnado. Redentor. Es d erto, que c-reen que l'a doctrina de Escoto sobre esta base está ya an– ticuada y huérfana de pruebas, pero no fa·ltari teólogos que establecen .la perfecta concordia entre la teoría de Escoto y la doctrina del Papa en la Carta aludida . ¿Cuál es esta base? Santo Tomás admite la ma•licia ·i·nfin ita intrínseca del pecado y la im– potencia de la criatura para s3t isfacerla. Esco– to admite sólo ·la ma·lic ia -infinita •extrínseca del pecado morta-l. La Encíclica no- habla una pala– bra sobr-e esta base de la malicia infinita intrín~ seca o extrínseca de la culpa. De modo que respecto a ·la necesidad de la rep a-ración de ·la ca í-da por el Verbo encarnado Esc0to d 's;ente de Santo Tomás. Para el angéli– co era absolutamente necesaria ; para Escoto la posibilidad de la r-eparación de condrgno hecha por un Angel o por un hombre aunque esto so– lo de potencia Dei absoluta, era admisible. Es decir, absolutamente el pecado no ·obligaba o necesitaba .la Encarnación, pero 'en el esta– do actual por voluntad divina eJ decret" rll? la Encarnac ión en forma pasible es in···-.- • '.JIe Escoto d istingue perfectamente ·los dc5 ·•·<·1dos:

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