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-180- atendió en esto a la hu.:-na·na enfermed ad y quiso en la Comunión aparecer en forma de pan y vino acostumbrados, ocultando su reali– dad, a fin de inspirar confianza y fa-cilita-r ·la re– cepción eucarística. "Visus gustLJs, taotus in te fa·llitur". Se engai'ía el gusto y el ojo y el tacto. Pensamos que rec•bimos un peco de pan. Pero, no se engaña ·la fé . .. Audítu solo tute credi– tur . .. ,Es sa~ramento de fé . . . Hay pues, q~;~e av1va r est:¡ fe, .cu?. ndo vomcs a ·la Comun1on Las ¡;.'-'a ricndas nos ·engañan y ·lo más triste es que por ·las a·oariencias .perdemos el -respeto de– bido a ·la Majestad que r-ecibimos. En vez de engolfar-nos en sentim;entcs profundos r'~ •Je– neración por la dignación que t-uvo el Divino Señor en facilitarnos ·la participación del Cuer– po Divino nos distra·emos pegados a ias aparien– cias y perdemos la debida actitud de fé y de amor ant-e el Santí-simo Sacramento del Altar. Acaso por eso nos hacemos indignos de sentir ambién su presencia sensible en el .interior. Mientras que el alma fervorosa cuando se ·re– oge, después de comulgar, dice con todo gusto: El está aquí" sintiéndose conmovida; las dis– aídas al momento de haber comulgado se con– cenlran en otros objetos como si Dios no estu– viese a-!lí. La Eucaristía es para todos una fuente de vida, -pero según San ta Teresa de jesús de esa fuent·e se saca el agua en •la proporción de la vasi ja que se lleva. Esta vasija es la devoción y el deseo de aprovechar. Lo triste es que s~ va a comulgar ·no solo con peca devoción, sino con mucha distracción, y ·encima sin deseos de ap~o ­ vechar. Diríase que vamos a la fuente, pero que careciendo de sed no hac-emos caso del agua cristalina que brota a nuestra vera. Acaso es algo peor. No conocemos el don de Dios. Adhuc ~'ne intellectu -cst'~. es aquí aplicable. Muchos años de trato con ·Ja Eucaristí-a sin jamás haber penetrado en 1el sentido espiritual. Hay dos ma-

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