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- 175- No vamos a decir que la p rimera procesión fuese aquella de S. Antonio al hacer e l milagro del mulo ; pero sea ·lo que fue re de esto, históri– camente, tenemos en .la Orden ·una maravillosa galería de almas eminentemente eucarísticas desde San Buenaventura en cuyo pecho ent>ra Jesús por el mismo costado, hasta •la Beata Mar~ tinenga cuya revelación sobre -la perpetuac ión de •la Eucaristía en el c ielo parece única. Tene– mos a San Pascual Bai·lón como il'atrono de las obras Euca·rístkas y a S<:~nta Verón ica de Gi·ulia– nis que comulga de manos del mismo Jesucris– to •repetidas veces . .. Ref-resquemos pues, hoy estas ideas y re– novemos nuestro amor a la Divina Eucaristía. Sí, amemósla y hagamos que se le ame. Apos– tolicemos est>e fuego de 1la caridad y procure– mos que se le honre y glorifique cada día más.

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