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-174- m~ mysteria considerent int·ra se, maxime his qu1 indiscrete ministrant, quam viles sint cafi'ces, corporalia, et linteamina ubi sacrifica– tur Corpus et sangui•s Domini nostri jesu Ghris– ti. El Seráfico Padre se empeña en ~·levar nues– tra consideración al contraste ent-re la grande– za del don, y .fa vileza de >las cosas en que se ·le trata, a· fin, de infundimos mayor amor y pro– vocar mayor reverencia. A 1a vez desea que mi– remos nuestro interior, pues también somos vi– les cálices y v i·Jes corporales sobre :los que se posa el Divino Cuerpo. Esto debe inducimos a la mayor preparación para celebrar y ·comulgar. Considerent intra se, dice el Padre San Fran– cisco: consideremos detenidamente dentro de nosotros, "maxime qui indiscrete ministrant". Sobre todo -los que administramos sin considera– ción. . . "Quam viles sint cálkes"; cuán vi•les somos todos, máxime nosotros, cálices de carnes que si el metal sobre el que debe posar tiene que se r rico, más rico y puro debe estar el alma y el ·pecho que le reci ben como tesoro y manjar. Ya hemos dicho que el amor de Francis– co ie !·leva a tenor toda reverencia h asta a las letras: Nomina etiam et verba ejus scripta ali– quando pedibus conculcantu :r". Esto le ponía en •Hanto y d eciz: animalis horno non pe r<.ipi t ea quae Dei sunt". l'Jon movemus d e his omni– bus pietate. No s~m !i·m.Js >pied3d ni ·compa~:ón como él sentía al mirar como se :le ·trata a jesús Sacramentado. ¡Cuánta inconsideración en efecto, aún de nuestra parte! ¡Cuánto descui– do, <::uánta i-rreve rencia! ¡Cuánta frialdad al ver– le bajar a nuestras manos! ¿An ignoramus quia debemus venire in manus ejus? Nuestra tradi– ción seráfice es eminentemente eucarística.

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