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-171- to. El Padre !honraba así a su hija. El Hijo a su Madre, y el Espíritu Santo a su esposa. En– tendió, después la santa que a cada Ave María que decía-n los fi·eles en honor de ·la Vi.rgen María se reproducía esta misteriosa corriente del t-riple •río que at-ravesaba el corazón de ·la · ·)¡; ..,'' maculada y volvía a su fuente produciendo efectos sublimes de gozo, de delicia de ~icha sin fin, que •refluyen en los ángeles y santos, y que los fieles que recitaban dicha salutación experimentaban la renovación de ·los bienes que la Encarnación .les trajera. Dice Sta. Gertrudis que cada vez que en •la tierra se reza con devoción un texto concer– niente a ·la pureza de ·la Bi·enaventurada Virgen v. g. Haec est quae nescivit thorum etc. "Do– mus pudici pectoris" "Ciausa parentis víscera" etc., los santos y ángeles corren a ofrecerle los respetos cordiales a la Soberana Reina lnmacu– ·lada y rinden a Dios perennes acciones de gracias pbr -haber dotado a María de tantos privilegios en beneficios del mundo. Unámonos a estas manifestaciones de gra– titud y de amor, acrescentando hoy nuestra de– voción en amores y entusiasmos.

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