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-166- Cierto, que el éxito anima; que •lo humano es querer ver retribuidos nuestros sudores ; pero, ocurre, que por cien ·concausas, ·lo que t·rabaja– mos ni se agradece, ni se tiene en cuenta. Mal modo es ese de estimular al trabajo humano. Pe– ro, trabajemos por Dios y por S. ·Francisco con la mirada puesta en este ideal de glorificar a la Or; den. No nos importe el fracaso de nuestra la– bor aunc¡ue humanamente hayamcs de sentir ... La simiente que hoy se siembra y que hoy n9 florece ni enfrutece podrá aG:so mañana enf.rute– cer. " Dum tempus habemus o¡:Jeremur". ¿Qué el trabajador se presta a críticas' En efecto. Sólo el que nada hace puede decir que, "nada •le critican" ... La crítioca es un estimu– lante para trabajar mejor. Pero, si por ventur<~ la crítica que nos hac·en es de ·esas que no dicen colabora-c ión , sino insana contradicción, y tal vez mordisqueo pasional , tengamos en cuenta que entonces reportaremos doble merecimiento ... Obras perfectas en absoluto nunca las ha· remos. Los mismos criticones siente la desazóri de no poder hacer lo mismo que otros. Tal vez, su impotencia pa.ra obrar, !Jos induce a criticar la obra agena. Pero, en fin, es necesario ·recono~ cer que el trabajo es también un don de Dios. y que debernos ·rendirle mil acciones de gracia~ porque nos dá este don de t·rabajar ... El Seráfico Padre nos recomienda el 'éspí·ri– tu de oración y de trabajo: Ell ~·píritu de traba– jo no es solamente la actividad productiva, sino más bien, el saber informar el trabajo de ese elemento divino que todo lo pequeño engrande– ce la pura y santa intención. Repito que ni podemos pensar en hacer obras maestras exentas de imperfecciones y fa– llas, ni podemos rehusar el trabajo por las crí– ticas. Obremos el bien y .procuremos que todo cuanto realicemos sea obra ma~tra, no en si

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