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PRACTICA D:: LA ORACION Exordio. Vengo a tra·eros una ·nueva muy agradable. El reino del cielo e s para el que t iene la cos– tumbr·e de ora·r. Santa Teresa solía decir : dadme cada día un cuarto de hora de oración y yo os aseguro el cielo. El .religioso no se ccnterita con estas máximas dichas para seglares y almas im– perfectas. El religioso consagrado a D ios debe ser un practica-nte perdurable de oración por– que como decían nuestras sagradas Constitucio– nes: "El •religioso bueno, en todo luga.r ora", y claro es, en todo momento tiene el corazón elev'ado a Dios. No obstante, por ser un ejer– cicio .tan ·interesant·e hay que •record;¡.rfe fre– cuente·mente la práctica de ora·r. Más, para orar cada día mejor y con más ·efi.cacia debe te– ner frecuentemente en sus labios aquel·las pa– labras dirigidas al Divino Maest-ro : "Domine do– ce nos orare". ·Sólo ·recordar pretendo •la prác– tica tan necesaria, porque como se ·lee en o~ra letra de nuestros libros piadosos, aquel es reli– gioso bueno quien hace buena oración y perfec– to el que hace óptima oración; pero, di·remos también en cont·raste que no será buen ·religio– so el que descu'-:la k~ oración. ¿.En qué c:or.siste Discurso: La oracién propiilmente ta.l, es un eie rci– cio esoiritual quP. se hace e jercitando .fas poten– cias del alma. Elevatio mentís. El filósofo oue busca una verdad, nohabla; se pone de codos so-

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