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Exordio. Sine fide lmposibile est p laf'vere Deo (Hebr. 11-6). "Corde creditur a<! justitlam". <•ROm. 10-10) . No parece propia para •religiosos una ex~ hortación a·l espíritu de fé, porque el ·religioso es por defi·nición un ser que .por la fé , renunció a todas ·las cosas pa·ra ent.regarse al serv icio di – vino. Nuest·ra fé es nuestra fuerza y nuestra gloria . . . Somos más o menos perfectos se– gún más o menos influva en nuestras acciones el esoíritu de fé . . . Huma·niz.amos demasiado nuestros puntos de vista. Nos acostumbramos a ol-,rar porque gusta o porque d:isgusta. La es– t.rella de la fé que nos guió a -la vida ·rel igiosa se nos obscurece ante la razón y la sabiduría qu·e Quiere ocupar su ·lu¡:!ar. <:_~rto que en ·las re'liE!iones existe e l me– jor •eleill\te nto de ete rnidad. y ·la fé más briHante v cnnsoladora. Pero el •relieioso está sometido a· infl uP'"ICi<>s del t iemno y está también aE! itado · por todo •lo ·que es humano y a veces. :la fuerza necesaria D"ra m irar todo. desde ·e! ounto de vista de la fé suele des<3óareoer: <;e obscurecP ; de ahí :los c0nflictos .perpetuos de a ueiils y de clP<;er·t::;ones. A "esar de n erdurar consta-nte en f'l ·nrin::: in ;o vivifi~;mte de ·la v"'C>~t:ión " b!lse de :robust;¡ fé . se hace necesa·rio hablar con fre– C'JenciP. rte ·los motivos divinos de nuestr;¡s ac– ciones fomentado lo que ·llamamcs espíritu de fé. Detengam•cn en esto brevemente.