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-123- ta la pobreza en ·lo esencial y se abre :Ja pue rta a todo otro vicio. San Buenaventura preve ía las obj-eó::mes: Dirían que ·eran cosa·s no .practicadas o no exi– gidas .. . Los a-cuerdos más ju :cioscs y .pruden – tes pueden objetarse según ~or donde se los considere. .Pero San Buenav~n tura como tod:J celan te del debe-r d irá : " tenemur re:sul.::e quam vovimus". Esta es la razón m adre . .. '!...:J hemos prom:tido . .. y s'n esta observar..::::1 no pc Je– m ::>s salvarnos. . . si·r.e cujus observat iüne s.~l ­ vari non possumus ... También hoy podríamos repetir la m isma conferen-cia y ·dec ir: "Veritatem pers;:>ic:x:iter videamus et impleamus prcfessionem". Pero c'ebemos J:Jegar más ade !ar.te dando con ce io ilust·rodo ·como e! del Seráfi.co Doctor, un ejem– plo: No basta dec ir : Totis viribus puritat-em custodiamus quae i·mpugnatu-r ex omnibus su– pradictis. Es preciso ir delante ·con e l ejemplo... El zelus domus comedit me: ¿está a-caso ·en desuso?. "lndudablemtente que si hoy apareciera ot ro canónigo como Guil!e rmc de Santo Amere con un tratado subversivo contra la Orden, co– mo el q ue aquel escribió" "de pericu!is novis – si morum temporum" no faltarían defesores de ·la Orden, como Santo Tomás y San Buenaventura o el Famoso Be rtrando de Sayona ; pero, nuestro ce– Jo re·clama o tra cl·ase de defensa ... a f in de que se pueda argüir con ·las obras : "operibus credi– te" . Es la mejor apología en d efensa de la Orden y en defensa propia. No todo lo que bri!·Jó en el .espíritu de San Francisco y en el de sus primeros discípulos puede hoy reproducirse. Nuestros va– sos son muy pequeños, pero en e stas ·lámpa ras debe !lucir también el celo de la observancia con el aceite de las buenas obras. A fin de guardar n uestras r-eglas fundamen -

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