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EL CELO DE LA OBSERVANCIA RECULAR Exordio. En otra con ferenc ia hemos hablado sobre la observanc ia de las Reglas en genera l. Pero no debemos ·contentarnos con expresar un deber, que nos expone a una suerte ·eterna. Debe·mos seguir adelante, y promover un celo grande e interés por la Orden y por todo lo que suponga esplendor de e ll a. Yo desearía que tuviéramos a la mano la Hermosa circular que San Buenaventu ra dirigió a toda la Orden cuando fué const:tuído cabeza suprema de !a F;:;miiia Seráf ica. Era en 1257 y enseñaba en París, lejos de pensar en tomar en sus manos el timón c!e la Será fica Fami lia. No tenía más que 34 años y contra tod¡; su vo: un– tad fué nombrado Super;or G:?neral, estando ausente de l Capítulo porque no er<J ni vo·:ai. Pero el Beat o Juan de .Parma conocía sus con– diciones y al renu nc1ar é l su o rgo, y pregun – tado quien pod ría se más útil a la Orden señ<J– Ió al Maestro de París, Buenaventur¿¡. Todos acepta·ron :la propuesta, sirios y troyanos, y ·el Papa, sobre todo, se a l((grci de este nombram ien – to. Tenía San Buenaven tura fama de sabio, de Santo, y además ínsp:r<:ba suma confi 2nza por su carácter ecuc:. ·:::ne, blando y cordiai. Acaso ·los enemigos de Juan de Parma no creyeron que Buenaventura tuviese los arrestes que luego de– mostró. Sería provechoso conocer esta actua– ción de San Bu·enaventuta.